Hace cinco años que las ciencias básicas están estancadas dentro de la oferta de pregrado, un problema que desatará una crisis en la próxima década, de escasez de académicos y de investigadores.
La Academia está preocupada. Cuando entre los años 2004 y 2005, el sistema universitario protagonizó un boom en el alza de oferta de carreras, las ciencias se mantuvieron en los 120 programas al año, muy por debajo de áreas como ingeniería o administración, ambas con más 400 carreras.
La academia sabía que la insuficiencia de recursos humanos no tardaría en aparecer. Actualmente, Ciencias posee sólo el 2.5% del total de matriculados en el proceso 2008, con lo que es el área que concentra menos matrícula de todo el sistema.
Programas como licenciatura en matemáticas, biología o química reciben en sus aulas a no más de 40 alumnos por año. "Creo que la principal causa de la poca oferta está en la baja matrícula, hay mucho desinterés de los postulantes, las universidades tienen poca demanda y, por tanto, no les interesa abrir nuevos programas", asegura Edmundo Sepúlveda, vicerrector académico de la UTFSM.
Un fenómeno que tiene sus razones en los bajos sueldos y la poca demanda por estos profesionales en el mercado. Según datos de Futuro Laboral, un licenciado en química y biología tiene un ingreso promedio mensual de $ 532 mil a los cuatro año tras la titulación y un 78% de probabilidades de encontrar trabajo (un médico gana más del doble y tiene un 98% de probabilidad de encontrar empleo).
EL FUTURO COLAPSO
El alto costo para la apertura de este tipo de carreras también se transforma en una de las razones del declive. Ciencias requiere una fuerte inversión en laboratorios y académicos, algo que aún pueden costear los planteles tradicionales, sobre todo por su historia en producción científica (las universidades de Chile y Católica concentran más del 50% de la producción científica del país), lo que les permite un mayor aporte estatal vía financiación de proyectos. Pero no sucede lo mismo con el sector privado, que costearía la mayoría de sus propias arcas.
En el caso de las universidades privadas, la Andrés Bello es una de las pocas que poseen programas científicos. Química, biología y física mantienen un trabajo cooperativo con otras áreas académicas como salud, lo que alivia en cierto sentido el costo de mantenerlas abiertas, con un promedio de 20 matriculados nuevos por año."Los costos de laboratorios exclusivos son altos, así es que todas las investigaciones se hacen en los laboratorios que posee la facultad de Medicina, y la mayoría de los estudios que realizan están dirigidos a fomentar el área salud", afirma Ezequiel González, vicerrector académico de la Unab.
Una estrategia para captar alumnos está en reforzar los programas de biotecnología, bioquímica y biología, las carreras más apetecidas dentro del área, principalmente por su amplio campo laboral en salud. Sin embargo, química, matemáticas y física están en franca agonía. "Si tú buscas un químico analítico para darle trabajo, en este país prácticamente no existe", sentencia el doctor en Química, Francisco Cereceda, director del Centro de Estudios Ambientales de la UTFSM a mayoría de los académicos que hoy hace clases en las universidades tradicionales se integraron a la docencia a mediados de los '60 y jubilará en cinco años más.
Con las actuales tasas de matrícula, que se arrastran desde hace por lo menos cinco años, no se avizora en el horizonte más capital humano, tanto para hacer investigación como para formar a los futuros científicos que requerirá el país. "Las universidades tradicionales están buscando con desesperación académicos. Los buenos investigadores que nosotros formamos, por ejemplo, generalmente se los llevan con promesas de sueldo y desarrollo profesional que no podemos contrarrestar", dice González.
La Academia está preocupada. Cuando entre los años 2004 y 2005, el sistema universitario protagonizó un boom en el alza de oferta de carreras, las ciencias se mantuvieron en los 120 programas al año, muy por debajo de áreas como ingeniería o administración, ambas con más 400 carreras.
La academia sabía que la insuficiencia de recursos humanos no tardaría en aparecer. Actualmente, Ciencias posee sólo el 2.5% del total de matriculados en el proceso 2008, con lo que es el área que concentra menos matrícula de todo el sistema.
Programas como licenciatura en matemáticas, biología o química reciben en sus aulas a no más de 40 alumnos por año. "Creo que la principal causa de la poca oferta está en la baja matrícula, hay mucho desinterés de los postulantes, las universidades tienen poca demanda y, por tanto, no les interesa abrir nuevos programas", asegura Edmundo Sepúlveda, vicerrector académico de la UTFSM.
Un fenómeno que tiene sus razones en los bajos sueldos y la poca demanda por estos profesionales en el mercado. Según datos de Futuro Laboral, un licenciado en química y biología tiene un ingreso promedio mensual de $ 532 mil a los cuatro año tras la titulación y un 78% de probabilidades de encontrar trabajo (un médico gana más del doble y tiene un 98% de probabilidad de encontrar empleo).
EL FUTURO COLAPSO
El alto costo para la apertura de este tipo de carreras también se transforma en una de las razones del declive. Ciencias requiere una fuerte inversión en laboratorios y académicos, algo que aún pueden costear los planteles tradicionales, sobre todo por su historia en producción científica (las universidades de Chile y Católica concentran más del 50% de la producción científica del país), lo que les permite un mayor aporte estatal vía financiación de proyectos. Pero no sucede lo mismo con el sector privado, que costearía la mayoría de sus propias arcas.
En el caso de las universidades privadas, la Andrés Bello es una de las pocas que poseen programas científicos. Química, biología y física mantienen un trabajo cooperativo con otras áreas académicas como salud, lo que alivia en cierto sentido el costo de mantenerlas abiertas, con un promedio de 20 matriculados nuevos por año."Los costos de laboratorios exclusivos son altos, así es que todas las investigaciones se hacen en los laboratorios que posee la facultad de Medicina, y la mayoría de los estudios que realizan están dirigidos a fomentar el área salud", afirma Ezequiel González, vicerrector académico de la Unab.
Una estrategia para captar alumnos está en reforzar los programas de biotecnología, bioquímica y biología, las carreras más apetecidas dentro del área, principalmente por su amplio campo laboral en salud. Sin embargo, química, matemáticas y física están en franca agonía. "Si tú buscas un químico analítico para darle trabajo, en este país prácticamente no existe", sentencia el doctor en Química, Francisco Cereceda, director del Centro de Estudios Ambientales de la UTFSM a mayoría de los académicos que hoy hace clases en las universidades tradicionales se integraron a la docencia a mediados de los '60 y jubilará en cinco años más.
Con las actuales tasas de matrícula, que se arrastran desde hace por lo menos cinco años, no se avizora en el horizonte más capital humano, tanto para hacer investigación como para formar a los futuros científicos que requerirá el país. "Las universidades tradicionales están buscando con desesperación académicos. Los buenos investigadores que nosotros formamos, por ejemplo, generalmente se los llevan con promesas de sueldo y desarrollo profesional que no podemos contrarrestar", dice González.
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