Muy penosa la reacción del Gobierno y de los congresistas. Deberían aprovechar para reflexionar en vez de dedicarse a cerrar filas en actos de desagravio. Hacen mal las cosas, no respetan los derechos humanos, hacen negocios con la educación y cualquier cosa los saca de quicio reaccionando con histeria y violencia. Hacen mal las cosas; comprando discursos y micrófonos se declaran víctimas. Están en alerta porque les ha caído agua. No importa si a los estudiantes les han caído palos. Si a los mapuches les han caído balas. Si a los ancianos les ha caído miseria. No importa si a los tocopillanos se les han caído las casas. Porque a la ministra le ha caído agua. Lo de la joven es un caso más de cómo se comporta este Gobierno con los más débiles. Es una pena que la Presidenta Michelle Bachelet se rodee de ministros que se instalan como los dueños de la verdad y la democracia.
Me gustaría que se retrocediera con todas las medidas que se han tomado contra Música; que se la escuchara a ella y a los estudiantes, que se acepte que hay algo torcido en esta Ley de Educación, que por un minuto se acepte la posibilidad de que la sociedad que protesta no es incompetente. Que la incompetencia está más cerca de los que se dicen expertos y han llevado el sistema de educación al fracaso. Un poquito de humildad, otro poquito de buen humor, algo de empatía con los gobernados; al fin de cuentas se supone que somos el soberano y no los súbditos. Cada día es más evidente que el sistema económico y político hace agua por todos lados y un gran cambio se hace necesario. No abrir la participación es encerrar a la población en una camisa de fuerza, y cuando se fuerzan las cosas, se produce todo lo contrario.
(Tomás Hirsch , Santiago)
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